Introducción
Uno de los grandes propósitos que me planteo cada fin de año o cuando finaliza agosto (siempre he tenido la sensación de que en septiembre empieza realmente el nuevo año para mí), es el de dar respuesta a las personas que contactan conmigo para presentarme su compañía y ofrecerme estupendos servicios y soluciones de interés para mi área y empresa.
Objetivos Personales y Profesionales
Se trata de un doble objetivo:
- Personal: el no hacerlo me hace sentir mal, tanto porque es una de las pocas veces que termino procrastinando en mi vida, como por empatía hacia la persona que me contacta
- Profesional: por la importancia de hacer networking, contactos, conocer best practices, tomar ideas, compartir conocimiento, aprovechar oportunidades, estar actualizada, etc.
Creo que, sin exagerar y sin tener en cuenta los top críticos de los buenos propósitos (salud, dinero y amor), por el estrés que me ha llegado a generar este tema, ha llegado a ocupar el puesto número uno en mi listado de buenos deseos para el inicio de año (o mes de septiembre), llegando a estar por encima, en ocasiones, de “hacer ejercicio”, “ser bilingüe” o “dejar de fumar”. . .
Algo triste, inaudito y para analizar que, tener este firme propósito hacia mis amigos y familiares, no esté en mi lista de buenas intenciones y lo tenga tan descuidado. . . y, que no responder (o colgar) a quienes me contactan para ofrecerme ofertas comerciales en mi día a día personal, no me genere estrés alguno ni me haga sentir mal.
Mi plan de acción para conseguir el objetivo:
Soy una persona muy responsable y “algo” cuadriculada y para no cesar en el intento, diseño todos los años el plan de acción perfecto para cumplir con dicho propósito:
- no silenciar el móvil
- atender el teléfono tanto corporativo como personal y/o, en su caso, devolver llamadas
- contactar de forma directa en las ocasiones en las que me referencian a algún proveedor
- responder a solicitudes, propuestas, etc. vía mail tanto corporativo como personal, vía Linkedin, vía Whatsapp, etc.
- buscar información sobre la empresa y/o el servicio que te ofrecen o leer la documentación que te han hecho llegar
- redirigir a las personas adecuadas la información en caso de que no esté bajo mi responsabilidad y hacer las debidas presentaciones
- coordinar agenda, agendar reuniones, reunirme
- valorar propuesta
- volver a responder a llamadas, mails, Whatsapp, etc. de seguimiento, etc.
- realizar reuniones de seguimiento periódicas (aunque no haya contratado nada)
- . . .
Hoy, reconozco públicamente que normalmente pasan unos 15 o 30 días para que me rinda en dicha labor. Cada febrero y/o cada octubre tiro la toalla y aprovecho este post por un lado, para pedir disculpas a quienes lo sufren y por otro, para que me entiendan, dando algunos datos importantes que argumentan esa “rendición”.
Argumentando cuantitativamente la rendición:
A nivel cuantitativo, por poner un ejemplo actual, ayer hasta las 17.00 horas:
- recibí un total de 23 mails a mi cuenta corporativa y otros 9 a mi cuenta personal ofreciéndome algún servicio o pidiéndome agenda para mantener una reunión, solicitando seguimiento de contactos o reuniones que ya he tenido u ofreciéndome ampliación de servicios de empresas con las que ya trabajo
- atendí 6 llamadas con el mismo motivo que en el punto anterior
- me enviaron 7 inmails vía Linkedin ídem anterior
- me llegaron 3 Whatsapp de contactos directos poniéndome en contacto con empresas interesantes relacionadas con mi labor
- mantuve 1 reunión con una empresa de servicios
Cálculo aproximado de dedicación: 2,5 minutos en responder mail, whatsapp, etc. = 105 minutos + 5 minutos por llamada = 30 minutos + reunión = 60 minutos.
195 minutos de un día cualquiera. . . ¡ojo! 3 horas y 15 minutos dedicados a este tipo de gestiones que, disculpadme si lo digo abiertamente, desde el cariño y el respeto, muchas terminan siendo una pérdida de tiempo para ambas partes.
Como se puede extraer de los datos anteriores, si siguiera en el empeño de conseguir mi propósito dando respuesta a todas las anteriores solicitudes, el día no tendría horas suficientes ya que, cualquier persona pienso, debe (además) realizar su trabajo, dando resultados y con la mayor calidad. Sin entrar a mencionar temas de vida personal o conciliación. . .
Es verdad que quizás el ejemplo de ayer no sea del todo representativo ya que, en los meses de septiembre y octubre (para las compañías cuyo año fiscal comienza con el año natural) este fenómeno se dispara. Entiendo que se debe, por un lado a la presión de conseguir los objetivos comerciales hasta final de año y por otro, porque son meses dónde las compañías cliente estamos en plena vorágine de elaboración presupuestaria para el año siguiente. Es lógico, que todos quieran tener su hueco.
Apoyando cualitativamente el abandono:
Además de los datos cuantitativos, y la necesidad de disponer de tiempo para la realización de tus funciones y responsabilidades, surgen varios motivos cualitativos o emocionales que torpedean también mis buenas intenciones de dar una respuesta adecuada.
Sin acritud, ni generalizar mis argumentos, entendiendo la labor comercial y valorando ser de interés para las personas que me contactan y el conocimiento que me aportan, a día de hoy me suele suceder lo siguiente:
- Al responder amablemente que actualmente no me interesa el servicio: en muchas ocasiones, la persona/empresa no cesa en el empeño de mantener una reunión utilizando la “técnica del disco rayado” por cualquier canal disponible
- En el momento de mantener una reunión: sigue ocurriendo que, en lugar de escuchar nuestras necesidades, escucho una presentación completa de la compañía “enlatada” y sin alinear con mis intereses
- Cuando, por otras prioridades o porque “no me da la vida” o porque no me interesan los servicios actualmente o porque ya he respondido o me he reunido con la empresa en cuestión, mi tiempo de respuesta se dilata. Últimamente, no sé si os habrá pasado, recibo mails con mensajes un tanto «emocionales», apelando a mi falta de interés, a que no se volverán a poner en contacto conmigo, preguntando si sigo en la compañía, etc. En algunas ocasiones, me río por lo surrealista del tema y en otras me cabreo, ya que muchos se podrían considerar hasta “bordes” o “amenazantes” en cierto sentido; quizás ahora el mundo vaya por ahí y quizás yo no lo entienda . . .
Para finalizar, cuando pensé en escribir esta reflexión, en mi cabeza tenía varios objetivos:
- El primero puramente egoísta, rebajar mi emocionalidad negativa y estrés: racionalizando los argumentos por los cuales no doy muchas veces la respuesta adecuada a los contactos comerciales profesionales que recibo de forma diaria. Así como, compartiendo esta experiencia con el anhelo de conocer vivencias similares o en contra de lo expuesto que me ayuden a mejorar mi gestión
- El segundo de gratitud: agradeciendo a aquellas empresas y profesionales que me han aportado tanto con sus propuestas, compartiendo su conocimiento de forma desinteresada y adaptándose a las necesidades trasladadas, siendo eficientes en todo momento y respetando mi tiempo e intereses, yendo más allá del contacto frío y lejano de esas llamadas que solo pretenden “colocarte sus servicios” o conseguir una reunión para cubrir el expediente
- El tercero de disculpa: a aquellos excelentes profesionales (los mismos del objetivo 2) que aportan, escuchan y respetan, y para los cuales, por los argumentos cuantitativos expuestos, en muchas ocasiones no obtienen una respuesta adecuada por mi parte
- El cuarto de recomendación: a aquellas empresas y profesionales que cuando reciben una negativa no cesan en el empeño mirando por sus intereses, que cuando consiguen la “ansiada reunión” ni te escuchan ni se adaptan a lo que necesitas, que cuando no reciben respuesta te presionan y agobian hasta el infinito, que te piden que te pongas en su lugar y son incapaces de ponerse en el tuyo. Creo que la agresividad comercial con fines egoístas y cortoplacistas, aunque tiene sus resultados, no hace sentir bien a nadie (que yo conozca) y suele provocar el efecto contrario a largo plazo
Espero haberlos transmitido y me encantaría conocer diferentes opiniones, vivencias, consejos, etc. que nos ayuden a todos en uno y otro lado; tanto desde el punto de vista del proveedor de servicios, comercial de los mismos, como del profesional de una empresa cliente que debe dar respuesta a estas situaciones.
Deja una respuesta